Clara y el señor Medusa

by - agosto 19, 2008

El señor Medusa corrió un día y cerró la puerta. Clara decidió cerrar con llave la suya, con la firme pretensión de dormir tranquila. Los primeros días resultaba costoso, más tarde comenzó a contentarse con otras cosas, a tener ideas, como antes, como antes cuando tenía tiempo y no invertía casi todo su tiempo en el señor Medusa. Pero, a veces, Clara recuerda antiguas palabras y se entristece, se pregunta qué hizo mal. CUando realiza una escueta cronología piensa con certeza que en algo debió errar, puesto que en ella (en la cronología) la paulatinidad de las decisiones y acciones carece de presencia. A veces, Clara se siente mal, otras veces bien, como todos los mortales, y otras teme, tiene miedo del qué será en este tiempo futuro inminente. En ocasiones se teme a ella misma por pensar que buscará, probablemente, una salida fácil si las cosas marchan mal.
Las idas y venidas del señor Medusa parecían aportarle una cierta preparación mental, intentaba hacer que el señor Medusa estuviese bien y así ella sonreía, pensando que hacia sentir bien a alguien que le sorprendía. Pero el señor Medusa, a veces, conspiraba guerras nucleares que agriaban el carácter de Clara y puede que hasta agriaran el del propio señor Medusa. Nunca estuvo bien callar las conspiraciones aún cuando tampoco, afirmarlas o realizarlas a la ligera apelando a una sinceridad autojustificativa y dañina que no tiene en cuenta el rostro del otro, como afirmaría Vattimo o Derrida.

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